Hace tiempo traté de hacer un pseudoexperimento sociológico. Coloqué la
siguiente fotografía en Facebook y pregunté ¿Qué veis de raro en esta
fotografía?
Cauce de un río. Elaboración Propia |
La mayoría de personas que respondieron nada tienen que ver con la Geografía. Pero
muchos de ellos supieron adivinar por donde iban los tiros.
Para evitar suspicacias, no diré dónde se hizo la foto, porque además,
tampoco quiero centrarme en eso, no es importante para la conclusión de este
post. Podría pertenecer a cualquier municipio mediterráneo, porque la problemática
que nos ocupa está muy extendida en nuestro territorio.
A ver, hagamos un ejercicio de observación. Lo primero que vemos es un
puente. ¿Para qué sirve un puente? Para salvar un obstáculo, normalmente. En
este caso el cauce de un río.
Lo siguiente es una carretera que atraviesa el lecho de un río de forma ascendente, y gracias a la diferencia
de altura del lecho, podemos deducir que lo hace en sentido, según la flecha
pintada en el suelo, contrario al del cauce. Es decir, a contracorriente.
El lecho del río estaba seco…ese día. Solo hay que mirar el cielo como estaba.
Y por último una señal de tráfico que indica la altura del puente. Aquí
me surgen algunas preguntas. ¿Es una señal homologada por la administración
pública? ¿O es pirata como las que se ponen en algunos vados?. La carretera está
pintada ¿se pintó de forma oficial o alguien decidió facilitarse el paso en
interés propio? Y si es esto último ¿la autoridad local no tiene conocimiento
de este hecho? O si lo tiene ¿cree que esto es correcto?
Entonces la deducción lógica es que se ha construido una carretera en el lecho
de un río. Desconozco si esto es legal, pero como poco no es recomendable. Como
dato diré que el río que surca este cauce nace a 1600m de altura y tiene un
pantano que recoge sus aguas. Pero, sin ser alarmistas, su historial de riadas
es bastante extenso lo que nos dice que a veces una gota fría o las famosas
ciclogénesis explosivas hacen que se tengan que abrir compuertas de urgencia y,
o las localidades tienen un plan de emergencia coordinado al milímetro o pueden
haber consecuencias nefastas.
Esto no es una crítica en particular a la administración municipal, es
una crítica a lo fácil que pasamos por alto ciertos riesgos
predecibles y evitables. Está claro que el lecho de un río es una zona con unos
procesos naturales que el hombre no puede controlar en toda circunstancia. Por
tanto no está de más respetar estas zonas y sus procesos e intervenir
mínimamente. Porque a veces, tratando de facilitar el paso o el ocio de una
localidad puedes provocar situaciones de peligro.
También podemos hablar de las consecuencias medioambientales para el
cauce del río y su proceso natural. Lo que supone la excavación de áridos, o la
modificación de las orillas del cauce para el curso natural del río y de la
costa. O como afecta a la flora y fauna autóctona.
Entiendo el proceso productivo y los beneficios económicos que esta
acción antrópica aporta pero deberían buscarse formas menos agresivas que
procuraran un equilibrio entre beneficio económico y beneficio ecológico y
cumplir con patrones de regeneración cuando finalice la actividad. Si el
entorno es lo que te da de comer, cuídalo. Arrasar como el caballo de Atila no
es solo antiecológico, también antieconómico.
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